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Versículo al azar

El Mensaje Reencontrado

Libro XXVIII

NI REVÉTUEEL BARRO

27. Si nos preguntan qué es el Libro, respondamos: una piedra sobre la cual se apoyan firmemente los creyentes y un manantial del cual extraen agua sin cesar.

27'. 36 opiniones conocidas simultáneamente.
36 oficios aprendidos de una vez.
36 cosas hechas al mismo tiempo.
36 luces vistas de repente.
36 deseos realizados en uno solo.
36 religiones reunidas en una fe.
07 agosto 2015

(Estudio comparativo del texto copto de Nag Hammadi con El Mensaje Reencontrado)



86. Dijo Jesús: «[Las zorras tienen su guarida] y los pájaros [su] nido, pero el Hijo del hombre no tiene lugar donde reclinar su cabeza (y) descansar».



Sufriremos en los mundos durante tiempos inmensos, jugaremos en la madre durante eternidades, pero sólo en Dios reposaremos para siempre.
El amor empezó con la primera separación. Reposará con la última reintegración, en el conocimiento posesivo y unitivo del Señor de los mundos.
XII: 11-11'


87. Dijo Jesús: «Miserable es el cuerpo que depende de un cuerpo, y miserable es el alma que depende de entrambos».


Pobre o rico, menospreciado o glorioso, el hombre inteligente e instruido adora a Dios sin considerar ya lo que le rodea.
Roguemos para llegar a la muerte del mundo, ya muertos al mundo.
VII: 5-5'

88. Dijo Jesús: «Los ángeles y los profetas vendrán a vuestro encuentro y os darán lo que os corresponde; vosotros dadles asimismo lo que está en vuestra mano, dádselo (y) decíos: ¿Cuándo vendrán ellos a recoger lo que les pertenece?».

Como el mono que permanece prisionero de la calabaza, con la mano obstinadamente cerrada sobre el cebo, también a nosotros nos bastaría con soltar el puñado de barro que apretamos estúpidamente en este mundo para ser devueltos a nuestra libertad primera. Sin embargo, todos se burlan de los monos y nadie entrevé su propia codicia.
Mi señor me preguntó una vez: «¿Qué me traerás el día del juicio?», y yo contesté: «Tú, en tu secreto en mí».
Entonces dijo: «Está bien. Ve pues, germina, madura y fructifica para mi cosecha», y lloré amargamente de estar aún recubierto por el barro de la tierra extranjera.
XX: 9-9'

89. Dijo Jesús: «¿Por qué laváis lo exterior del vaso? ¿Es que no comprendéis que aquel que hizo el interior no es otro que quien hizo el exterior?».

«Nada de mugre dentro, pero tampoco nada de mugre fuera». Más vale un santo purificado recubierto de barro que un malvado perfumado lleno de inmundicia, sin embargo, el Sabio se mantiene nítido por dentro y por fuera.
XXVI: 41

90. Dijo Jesús: «Venid a mí, pues mi yugo es adecuado y mi dominio suave, y encontraréis reposo para vosotros mismos».

Amigos míos, ¿no veis el número y la enormidad de vuestras enfermedades en el mundo, y no veis la labor agotadora de vuestros trabajos siempre por recomenzar?
¿No estáis fatigados de construir en el barro sin fundamento seguro, y no estáis cansados de pudriros en la agonía de la muerte desde hace tanto tiempo?
XXXIX: 46-46'

91. Ellos le dijeron: «Dinos quién eres tú, para que creamos en ti». El les dijo: «Vosotros observáis el aspecto del cielo y de la tierra, y no habéis sido capaces de reconocer a aquel que está ante vosotros ni de intuir el momento presente».

El colmo de la locura es especular sobre el porvenir, lamentarse del pasado e ignorar el presente que reposa en nosotros.
El hombre inteligente rechaza todo trabajo y toda agitación inútiles. Concentra sus pensamientos en Dios y lo busca en sí mismo.
X: 25-25'

92. Dijo Jesús: «Buscad y encontraréis: mas aquello por lo que me preguntabais antaño —sin que yo entonces os diera respuesta alguna— quisiera manifestároslo ahora, y vosotros no me hacéis preguntas en este sentido».

El ignorante pretende instruir a los que no piden nada.
El hombre Sabio calla y espera que le pregunten.
Dios prodiga todo lo que es precioso.
El mundo acapara todo lo que no tiene valor.
II: 20-20'

93. [Dijo Jesús]: «No echéis las cosas santas a los perros, no sea que vengan a parar en el muladar; no arrojéis las perlas a los puercos, para que ellos no las [....]».

Un día, Dios dirá a los cerdos: «No tiréis perlas a los hombres», ya que se habrán puesto ellos mismos por debajo de las bestias.
XXVII: 39

94. [Dijo] Jesús: «El que busca encontrará, [y al que llama] se le abrirá».

El que persigue las cosas del mundo queda muy decepcionado al final de su carrera, pero el que no busca nada se deseca en su triste mediocridad.
El que busca incansablemente a Dios y su verdad tiene una oportunidad de encontrarlos aquí abajo y la santa seguridad de acercarse a ellos en el cielo.
XIX: 57-57'

95. [Dijo Jesús]: «Si tenéis algún dinero, no lo prestéis con interés, sino dádselo a aquel que no va a devolvéroslo».

Actuemos gratuitamente lo más a menudo posible a fin de no caer en las trampas de la apariencia de los números y de las cuentas.
Intentemos adquirir el desapego de las formas temporales a fin de alcanzar el conocimiento de dentro,  que nos hará gozar plenamente de la vida oculta.
XIII: 27-27'

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Fuente del texto (excepto notas comparativas): Los Evangelios Apócrifos, por Aurelio De Santos Otero, BAC

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