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Las fábulas egipcias y griegas (1 de 8)

DESVELADAS Y REDUCIDAS A UN MISMO PRINCIPIO, CON UNA EXPLICACIÓN DE LOS JEROGLÍFICOS Y DE LA GUERRA DE TROYA   Dom Antoíne-Joseph Pern...

Versículo al azar

El Mensaje Reencontrado

Libro XXVIII

NI REVÉTUEEL BARRO

27. Si nos preguntan qué es el Libro, respondamos: una piedra sobre la cual se apoyan firmemente los creyentes y un manantial del cual extraen agua sin cesar.

27'. 36 opiniones conocidas simultáneamente.
36 oficios aprendidos de una vez.
36 cosas hechas al mismo tiempo.
36 luces vistas de repente.
36 deseos realizados en uno solo.
36 religiones reunidas en una fe.
12 octubre 2011

El mercurio disolvente es un vapor seco y de ningún modo viscoso, tiene mucha acidez, es muy sutil, muy volátil al fuego, tiene una gran propiedad de penetrar y de disolver los metales; preparándolo y haciendo esta disolución, además de lo largo del trabajo, se corre un gran peligro, dice Filaleteo, y en consecuencia recomienda preservar sus ojos, sus orejas y su nariz. La confección de este mercurio, añade este mismo autor, es el más grande de los secretos de la naturaleza, sólo se puede aprender por la revelación de Dios, o de un amigo, pues casi nunca se tendrá éxito por las instrucciones de los libros.
Esta sustancia fina es el hijo de los elementos, y es una virgen muy pura y muy dulce, puesto que nada ha sido todavía engendrado por ella. Pero si en algún momento engendra, es por el fuego de la Naturaleza, ya que es su esposo. No es animal, ni vegetal, ni mineral, no se extrae de los animales, ni vegetales, ni minerales, sin embargo es preexistente a todos ellos, puesto que es su madre.”
Eugenio Filaleteo

El Libro no es, pues, ni carne ni pescado, ni piedra ni planta, y sin embargo es.
¿Cuál es, pues, la cosa que no es ni carne ni pescado, ni piedra ni planta, y sin embargo ES?

El Mensaje Reencontrado XXXVIII: 14-14’
Todo el procedimiento filosófico consiste en la disolución del cuerpo y la coagulación del espíritu, y todo se hace mediante una misma operación. El fijo y el volátil se mezclan íntimamente, pero esto no puede hacerse si el fijo no es previamente volatilizado. El uno y el otro se abrazan al fin, y mediante la reducción se vuelven absolutamente fijos.
Hay que disolver antes de coagular.
Es la ley del cielo y de la tierra.
El Mensaje Reencontrado XXXI: 39-39’
Los principios operativos, que se llaman también las llaves de la obra, o el régimen, son, pues, en número de cuatro: el primero es la solución o licuefacción; el segundo la ablución; el tercero la reducción; y el cuarto la fijación.
¿No haremos en pequeño lo que el Padre y la Madre hacen en grande? Y ¿no realizaremos la obra del Señor desde el comienzo hasta el fin?
Busca el corazón, cuece el corazón, separa el corazón, une el corazón, siembra el corazón. Así, tendrás el corazón que no perece.
El Mensaje Reencontrado XXXVI: 86-86’
Por la solución, los cuerpos retornan a su primera materia y se reincrudan mediante la cocción. Entonces sucede el matrimonio entre el macho y la hembra y nace el cuervo. La piedra se resuelve en cuatro elementos confundidos juntamente; el cielo y la tierra se unifican para poner a Saturno en el mundo.
Rehaz el barro.
Y cuécelo.
El Mensaje Reencontrado XV: 68-68’
La ablución enseña a blanquear el cuervo y a hacer nacer a Júpiter de Saturno, esto se hace por el cambio de cuerpo en espíritu.
La tierra es negra y se volverá aún más negra, luego se blanqueará poco a poco y reaparecerán los astros, las estrellas innumerables, la luna pura y blanca y el sol vivo y dorado, que serán los signos de la encarnación triunfante sobre la muerte.
El Mensaje Reencontrado XIX: 26
El oficio de la reducción es devolver al cuerpo su espíritu que la volatilización le había levantado y nutrirlo seguidamente de una leche espiritual en forma de rocío, hasta que el pequeño Júpiter haya adquirido una fuerza perfecta.
El agua es, pues, la que disuelve, y la disolución precede la vida, ya que en cuanto el cuerpo está abierto el espíritu ya se mueve en él, percibiendo en el disolvente o agua del rocío, otro espíritu, al que desea ser unido. Este espíritu es el aire, encerrado en el rocío o agua, y este aire es llamado en los libros del filósofo: el agua de nuestro mar, el agua de vida que no moja las manos. ¿Pero quién puede creerse que hay una agua seca oculta en la humedad?... Se le llama agua de vida, ya que este aire encierra en sí un fuego, que es la vida universal, todavía no especificada, y por este motivo se armoniza con todas las vidas particulares y está bien dispuesto para con toda especie de criaturas.”
 E. Filaleteo
Durante estas dos últimas operaciones, –dice Espagnet– el dragón descendido del cielo, se vuelve furioso contra él mismo, devora su cola y se engulle poco a poco hasta que, al fin, se metamorfosea en piedra.
Dragón alado: Es el mercurio, o esperma femenino; el volátil de la materia, que combate contra el fijo, y que debe al final volverse fijo como el.
Diccionario Mito-Hermético. Dom Antoíne-Joseph Pernety
Pero el Trevisano nos aconseja dar un fuego lento y débil antes que fuerte, puesto que entonces sólo se arriesga a terminar la obra más tarde, en cambio forzando el fuego se corre el peligro evidente de perderlo todo.
Sin embargo, el vaso que me contiene es frágil; y si se aumentara mucho el fuego, se rompería y al estallar me llevaría y me sembraría malamente entre las cenizas. Vigila pues tu fuego en ese momento, gobernando y rigiendo con paciencia esta quintaesencia admirable, pues hay que aumentar su fuego, pero no demasiado. Ruega de la Bondad soberana que no permita que los malos espíritus que guardan las minas y los tesoros, destruyan tu operación o fascinen tu vista. Cuando consideres los incomprensibles movimientos de esta quintaesencia, en tu vaso.
El Libro de la figuras jeroglíficas. Nicolás Flamel
Es preciso, pues, considerar esta operación como única, pero expresada en términos diferentes. Se sabrá aún que todas las expresiones siguientes significan también la misma cosa. Destilar en el alambique, separar el alma del cuerpo, arder, licuar, calcinar, cerar, dar a beber, adaptar juntos, hacer comer; juntar, corregir, cribar, cortar con las tenazas, dividir, unir los elementos, extraerlos, exhalarlos, convertirlos, cambiarlos el uno en el otro, cortar con el cuchillo, golpear con la espada, con el hacha, con la cimitarra, horadar con la lanza, con la jabalina, con la flecha, maltratar, destruir; ligar; desligar; corromper, foliar, fundir, engendrar, concebir, poner en el mundo, sacar agua, humectar, regar, imbibir, empastar, amalgamar, enterrar, incerar, lavar, lavar con el fuego, dulcificar, pulir, limar, golpear con el martillo, mortificar, ennegrecer, pudrir, dar vueltas a la torre, circular, rubificar, disolver, sublimar, meter en colada, inhumar, resucitar, reverberar, moler, poner en polvo, triturar en el mortero, pulverizar sobre el mármol, y tantas otras expresiones parecidas; todo esto sólo quiere decir cocer por un mismo régimen, hasta el rojo subido.
De modo que Midas seguirá el curso de este Pactolo. Incluso una persona simple no perdería este camino sabido en el Pactolo secreto: no es otra cosa sino cocer este mercurio en un pote bien cubierto. Tal es la obra sobre la que los filósofos tanto han escrito: sólo es cocer y ese mercurio se hará poco a poco cuerpo sonante de un sol nuevo.
El Hilo de Penélope, pág.133. Emmanuel d’Hooghvorst

Ten por seguro, estudioso aprendiz, que de toda la obra de la piedra sólo permanece escondido el régimen, del que el Filósofo ha dicho esta verdad: aquél que tendrá su conocimiento científico será honrado por los Príncipes y los Magnates de la tierra. Y de buena fe te juro que si este fuera expuesto abiertamente, los mismos necios se burlarían del arte.
De hecho, una vez conocido, todo se reduce a un trabajo de mujeres y un juego de niños: basta con cocer. Por ello los Sabios ocultaron con gran arte este secreto y cree firmemente que yo he hecho lo mismo.
La entrada abierta al Palacio cerrado del Rey. Ireneo Filaleteo
Se debe tener cuidado, pues, de no remover el vaso y no retirar el fuego, pues si la materia se enfriara todo estaría perdido.
Calid dice: -Si este fuego no se mide clibánicamente-, -Si se enciende con la espada -dice Pitágoras-, -Si quemas tu vaso -dice Morienus- y le haces sentir el ardor del fuego, te dará un soplo, y quemará sus flores antes de que suban de lo profundo de su sustancia. Saldrán más rojas que blancas y entonces tu operación se destruirá, de igual manera si pones mucho fuego, pues así tampoco verás el fin debido a que las naturalezas se enfrían y congelan y no tendrán movimientos suficientemente fuertes para digerirse mutuamente [...] muy lentamente después del signo de Aries hasta Cáncer. [...] Dirige, pues, suavemente, con igualdad y proporción tus altaneras naturalezas, no sea que si favoreces a unas más que a otras, ellas que son enemigas por naturaleza, se vuelvan contra ti por celos y cólera seca, y te hagan lamentarte mucho tiempo. Además de esto, tienes que mantener siempre este calor templado día y noche, hasta que el invierno, o sea el tiempo de la humedad de las materias, haya pasado. [...] Si se encontraran sin fuego aunque sólo fuera por media hora, serían irreconciliables para siempre. Por eso se dice en el libro de los Setenta Preceptos: Haz que su fuego dure siempre, y que no se olvide ninguno de sus días. Razi dice: La saciedad que lleva siempre consigo el exceso de fuego, está siempre seguida por el diablo y el error.
El Libro de la figuras jeroglíficas. Nicolás Flamel
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