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Versículo al azar

El Mensaje Reencontrado

Libro XXVIII

NI REVÉTUEEL BARRO

27. Si nos preguntan qué es el Libro, respondamos: una piedra sobre la cual se apoyan firmemente los creyentes y un manantial del cual extraen agua sin cesar.

27'. 36 opiniones conocidas simultáneamente.
36 oficios aprendidos de una vez.
36 cosas hechas al mismo tiempo.
36 luces vistas de repente.
36 deseos realizados en uno solo.
36 religiones reunidas en una fe.
03 abril 2015

(Estudio comparativo del texto copto de Nag Hammadi con El Mensaje Reencontrado)

20. Dijeron los discípulos a Jesús: «Dinos a qué se parece el reino de los cielos». Díjoles: «Se parece a un grano de mostaza, que es (ciertamente) la más exigua de todas las semillas, pero cuando cae en tierra de labor hace brotar un tallo (y) se convierte en cobijo para los pájaros del cielo».

El Sabio admirable es el que desnuda la tierra, dispone la semilla y espera la cosecha.
El alma del gran mundo es la que liberará y recibirá el alma del hombre con su simiente particular.
VII: 2-2'

21. Dijo Mariham a Jesús: «¿A qué se parecen tus discípulos ?» Él respondió: «Se parecen a unos muchachos que se han acomodado en una parcela ajena. Cuando se presenten los dueños del terreno les dirán: Devolvednos nuestra finca. Ellos se sienten desnudos en su presencia al tener que dejarla y devolvérsela». Por eso os digo: «Si el dueño de la casa se entera de que va a venir el ladrón, se pondrá a vigilar antes de que llegue y no permitirá que éste penetre en la casa de su propiedad y se lleve su ajuar. Así, pues, vosotros estad también alerta ante el mundo, ceñid vuestros lomos con fortaleza para que los ladrones encuentren cerrado el paso hasta vosotros; pues (si no) darán con la recompensa  que vosotros esperáis. ¡Ojalá surja de entre vosotros un hombre sabio que —cuando la cosecha hubiere madurado— venga rápidamente con la hoz en la mano y la siegue! El que tenga oídos para oír, que oiga».

Esperemos su presencia noche y día sin cansarnos jamás, pues cuando estemos maduros caeremos por nosotros mismos en sus brazos.
XIII: 6

22. Jesús vio unas criaturas que estaban siendo amamantadas y dijo a sus discípulos: «Estas criaturas a las que están dando el pecho se parecen a quienes entran en el Reino». Ellos le dijeron: «¿Podremos nosotros —haciéndonos pequeños— entrar en el Reino?» Jesús les dijo: «Cuando seáis capaces de hacer de dos cosas una, y de configurar lo interior con lo exterior, y lo exterior con lo interior, y lo de arriba con lo de abajo, y de reducir a la unidad lo masculino y lo femenino, de manera que el macho deje de ser macho y la hembra hembra; cuando hagáis ojos de un solo ojo y una mano en lugar de una mano y un pie en lugar de un pie y una imagen  en lugar de una imagen, entonces podréis entrar [en el Reino]».

La mujer disgrega al hombre hasta el agua del aire.
El hombre consolida la mujer hasta el fuego de la tierra.
De estos dos brota el infinito de la creación perfecta, que manifiesta la gloria del Único sobre la tierra de los vivos.
III: 82

23. Dijo Jesús: «Yo os escogeré uno entre mil y dos entre diez mil; y resultará que ellos quedarán como uno solo».

Aquel día, seremos varios en un mismo cuerpo y en un mismo espíritu, y el misterio de la comunión en el seno del Único será revelado a los creyentes, sin que sepan el porqué ni el cómo de la unión santa.
XVIII: 1

24. Dijeron sus discípulos: «Instrúyenos acerca del lugar donde moras, pues sentimos la necesidad de indagarlo». Díjoles: «El que tenga oídos, que escuche: en el interior de un hombre de luz hay siempre luz y él ilumina todo el universo; sin su luz reinan las tinieblas».

El Padre del mundo, que habita la Madre universal, es inaccesible a la mancha de las tinieblas exteriores.
VIII: 3

25. Dijo Jesús: «Ama a tu hermano como a tu alma; cuídalo como la pupila de tu ojo».

Nuestro hermano es este Sabio o bien este loco, este santo o bien este criminal, este jefe o bien este mendigo, este niño o bien este muerto.
«¡Oh esplendor enterrado! Agua santa que libera nuestras almas de la tierra extranjera».
I: 74'

26. Dijo Jesús: «La paja en el ojo de tu hermano, sí que la ves; pero la viga en el tuyo propio, no la ves. Cuando hayas sacado la viga de tu ojo, entonces verás de quitar la paja del ojo de tu hermano».

El espíritu está oculto en el cuerpo, y el alma se manifiesta por la separación y por la unión de ambos en la eternidad del Único.
IX: 61'

27. (Dijo Jesús): «Si no os abstenéis del mundo, no encontraréis el Reino; si no hacéis del sábado sábado, no veréis al Padre».

Buscar el mundo y servir al Señor es imposible.
Servir al mundo y buscar al Señor es más imposible todavía.
XXXII: 41-41'

28. Dijo Jesús: «Yo estuve en medio del mundo y me manifesté a ellos en carne. Los hallé a todos ebrios (y) no encontré entre ellos uno siquiera con sed. Y mi alma sintió dolor por los hijos de los hombres, porque son ciegos en su corazón y no se percatan de que han venido vacíos al mundo y vacíos intentan otra vez salir de él. Ahora bien: por el momento están ebrios, pero cuando hayan expulsado su vino, entonces se arrepentirán».

Los mediocres, los tranquilizados, los atolondrados, los bestiales, que piensan reposar y rumiar tranquilamente en el mundo sin la paz de Dios, permanecen en la peor embriaguez, porque es la mayor precariedad que pueda haber.
XXXVIII: 56

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Fuente del texto (excepto notas comparativas): Los Evangelios Apócrifos, por Aurelio De Santos Otero, BAC

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