Entrada destacada

Las fábulas egipcias y griegas (1 de 8)

DESVELADAS Y REDUCIDAS A UN MISMO PRINCIPIO, CON UNA EXPLICACIÓN DE LOS JEROGLÍFICOS Y DE LA GUERRA DE TROYA   Dom Antoíne-Joseph Pern...

Versículo al azar

El Mensaje Reencontrado

Libro XXVIII

NI REVÉTUEEL BARRO

27. Si nos preguntan qué es el Libro, respondamos: una piedra sobre la cual se apoyan firmemente los creyentes y un manantial del cual extraen agua sin cesar.

27'. 36 opiniones conocidas simultáneamente.
36 oficios aprendidos de una vez.
36 cosas hechas al mismo tiempo.
36 luces vistas de repente.
36 deseos realizados en uno solo.
36 religiones reunidas en una fe.
17 julio 2020

V



Michael Maier, Atalanta Fugiens
"Pero, volviendo a nuestro tema, muchas cosas pueden encontrarse en los libros, referentes a las tres obras distintas, es decir, la animal, la vegetal y la mineral; la gran y la pequeña obra; la obra de Saturno; la vía húmeda y la vía seca. No tengo la intención de disminuir la autoridad de tan grandes personajes, ni de resistirles ni tampoco de combatir tantos oráculos. Me pregunto, no obstante, si por tantos nombres no quisieron designar una misma cosa y si no se trata de distintas etapas en la operación, si todos ellos con tantos nombres no tendrían el mismo objetivo. No me cuesta nada creer que varios de entre ellos, tras haber obtenido el verdadero Mercurio, buscaran varias vías distintas para abreviar, puesto que la paciencia de los modernos no llega a conducir esta excelente y larga obra hasta el último grado de perfección permitido al arte y a la Naturaleza.

Sin embargo, nunca he podido llegar a convencerme de que ningún Filósofo haya podido llevar su obra a un final deseado con cualquier otro Mercurio que no sea la materia de la que ya he hablado, y con mi método, el único en el que la Naturaleza ha escondido las llaves de su tesoro; en el que además no hay nada superfluo, donde el todo se transforma a través de una cocción perseverante, en un glorioso Elixir.

Esa es la vía húmeda y seca, esa es la obra animal, vegetal y mineral al mismo tiempo. Ya que la experiencia cotidiana nos enseña que la Naturaleza puede, según su deseo y la disposición de la materia, producir tanto un animal como una planta, un mineral o un metal. Los regímenes y colores nos muestran, en el transcurso de la obra misma, las verdaderas semillas de todos los planetas."

Hay dos vías de retorno a Dios: ya sea la disolución en la vida universal y libre, ya sea la coagulación en ella.

La primera vía es enseñada por muchos y realizada por algunos. La segunda vía es enseñada por algunos y realizada por muy pocos.

El que las separa es ignorante.
El que las une es Sabio.
XXVI: 13-13”

"De esta gran obra proceden, al igual que los ríos de un manantial, varias cosas particulares que no refiero, aunque son muy cortas, puesto que están muy lejos de la perfección universal y que son además muy difíciles, poco seguras y vanas, de haber el menor error.

Es posible que conozca el camino del Acuario de los Sabios; sin embargo, nunca decidí trabajar en él, porque la obra es infinita y muy desagradable y porque requiere la maniobra precisa de un hombre acostumbrado a soplar carbón. Una vez que, en mi obra, he confiado mi caldo debidamente cerrado a su fuego y a su horno, ya no necesito a otro maestro ni otro guía que la Naturaleza misma."

El fuego de Dios edifica la vida. El de los hombres la consume. No obstante, la suavidad del segundo puede manifestar la virtud del primero.
VIII: 54’

"Esta no está nunca ociosa, siempre trabaja y tiende de grado en grado a una nueva resurrección y a la mayor perfección. Y si ocurre que el artista yerra, la Naturaleza corrige inmediatamente su error. El que exija tanto tiempo, puesto que apenas sería capaz, en el espacio de dos años, de ser conducida a una rotación útil y fructífera, es lo único que se puede lamentar. Además, exige un artista atento y libre de cualquier otra ocupación, por temor de que, por su negligencia o el impedimento de otros asuntos, el fruto de varios meses de trabajo se echara a perder en un instante."

Quien alcanza al Señor de vida aquí abajo es como un holgazán al que todos los trabajadores del mundo no podrían igualar con todos sus trabajos.

¡Qué trabajador el que no se toma un respiro ni de día ni de noche en la búsqueda de la vida imperecedera! ¡Qué holgazán el que reposa en la unidad viviente del Único!
XXV: 1-1’

"Mis distracciones, debidas a asuntos públicos, fueron por ejemplo la causa de que en tres ocasiones distintas haya tenido que empezar de nuevo sin éxito esta obra y que no haya podido acabar lo que he visto en casa de mi maestro, lo que he oído y manipulado con mis propias manos. Si tenéis más paciencia y disponéis de más ocio y sois más atentos, alegraos felizmente, rogad sin tregua hasta el final y estaréis seguros de haber encontrado en la Tierra el soberano bien, después de Dios. Esto es lo que restaura la salud, fortalece la juventud, aumenta los bienes, etcétera, y conserva hasta el último suspiro la tranquilidad deseable del espíritu. Es el Vellocino de Oro de los griegos, la Luz y la Justicia de los hebreos, la estrella resplandeciente de los Magos, que los condujo a la búsqueda del conocimiento del Señor de la Naturaleza y del Verbo increado."

¿No haríamos mejor en buscar al Señor de vida, que es el único que puede salvarnos de la muerte, y abandonar las vanidades del mundo, que nos hacen perder el poco tiempo que se nos concede aquí abajo para resolver el terrible enigma?

La aceptación, la soledad y el ocio nos son útiles por encima de todo para buscar el joyel que nos salvará de la dispersión de la muerte, pues una nos libera de los cuidados del mundo, la otra nos evita sus preocupaciones y el último nos da el tiempo necesario para la santa búsqueda de la vida.
XXXIII: 46-46’

"Concluiré recomendándoos que antes de cualquier cosa procuréis atraeros la gracia del Autor de la Naturaleza y no os acerquéis a estos misterios en contra de su voluntad, ya que los quita y los da a quien quiere: con él lo podemos todo y sin él no podemos nada.

Rogadle con todo vuestro corazón para que os haga conocer cómo los cielos y sus ejércitos cuentan su gloria.

¡Que la felicidad y la gloria sean suyas para siempre!"

Todas las enseñanzas que se nos prodiguen para comportarnos bien en el mundo no impedirán que muramos en él ignorantes e impotentes de la salvación de Dios, si no la buscamos todos los días de nuestra vida.

Sólo hay una meta verdadera para el hombre aquí abajo: salir de la muerte con la ayuda de Dios, como hizo el bello Señor de resurrección. Pero el secreto de Dios le pertenece en propiedad y lo comunica a quien quiere sin que nadie pueda violentarlo.
XXXIV: 60-60’

--
* Clavícula = pequeña llave

Fuente del texto (excepto notas comparativas): Revista La Puerta - Simbolismo


Pág. 4/5 Inicio