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El Mensaje Reencontrado

Libro XXVIII

NI REVÉTUEEL BARRO

27. Si nos preguntan qué es el Libro, respondamos: una piedra sobre la cual se apoyan firmemente los creyentes y un manantial del cual extraen agua sin cesar.

27'. 36 opiniones conocidas simultáneamente.
36 oficios aprendidos de una vez.
36 cosas hechas al mismo tiempo.
36 luces vistas de repente.
36 deseos realizados en uno solo.
36 religiones reunidas en una fe.
05 julio 2011
(versículos de El Mensaje Reencontrado)

A fuerza de intransigencia y de rigor imbéciles, se aparta a los hombres rectos de las cosas santas.

La simpleza y la pereza de las multitudes hacen del dios vivo un ídolo y de la religión el miedo.

El que ha encontrado a Dios no obliga a nadie a creer. Le basta la plenitud del amor y del conocimiento.

Cuando un pueblo desprecia, maltrata o mata a sus Sabios, sus santos, sus hijos, sus poetas y sus artistas, la nación está cerca de su fin.

El odio que los mediocres sienten por el conocimiento, el amor, la vida, la grandeza y la belleza no tiene límites.

El hombre superior lo realiza todo en solitario. Los hombres inferiores lo corrompen todo en común.

Las religiones, las artes, las ciencias y las leyes no deben ser sometidas a los hombres mediocres que todo lo degradan.

Es fácil imponer su ley por la fuerza, es difícil propagarla por el ejemplo.

Los que desprecian la enseñanza de los antiguos Sabios amontonan la locura sobre la ignorancia y provocan la muerte de todos.

Es mejor actuar con el ejemplo sin querer convencer a nadie, así todos pueden convertirse sin que parezca que ceden ante nadie.

Quienes poseen la ciencia permanecen cuidadosamente ocultos, excepto uno que enseña la vía a los hombres puros.

Quien posee el amor y la sabiduría no juzga nada ni a nadie.

No impongamos nada por la violencia, ni siquiera la verdad, si esto ha de provocar la disputa y el odio.

La voluntad divina no es violenta y su perfección jamás se apresura.

Huyamos de los mediocres que nos hablan de Dios, ya que los muertos no están cualificados para presentar al viviente.

Demasiada gente pretende enseñarnos el sentido oculto de las Escrituras, cuando a la vista está que no gozan de las bendiciones que proporciona tal conocimiento, ya que las obras de vida deben confirmar las palabras santas y Sabias, a ejemplo de la creación que manifiesta la virtud del verbo divino.
«Si somos ignorantes estudiemos la naturaleza y si nos creemos instruidos volvámonos sencillos en Dios».

Muchos sabios creen revelarnos el secreto de los seres y de las cosas, pero ninguno es capaz de comunicarnos la luz del cielo, la única que importa, ya que es la verdad y la vida de Dios.
«Ellos disputan y se pelean estúpidamente por la cáscara, pero el Sabio poseedor se mantiene alejado de la confusión de las palabras vacías y saborea la almendra en secreto».