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Las fábulas egipcias y griegas (1 de 8)

DESVELADAS Y REDUCIDAS A UN MISMO PRINCIPIO, CON UNA EXPLICACIÓN DE LOS JEROGLÍFICOS Y DE LA GUERRA DE TROYA   Dom Antoíne-Joseph Pern...

Versículo al azar

El Mensaje Reencontrado

Libro XXVIII

NI REVÉTUEEL BARRO

27. Si nos preguntan qué es el Libro, respondamos: una piedra sobre la cual se apoyan firmemente los creyentes y un manantial del cual extraen agua sin cesar.

27'. 36 opiniones conocidas simultáneamente.
36 oficios aprendidos de una vez.
36 cosas hechas al mismo tiempo.
36 luces vistas de repente.
36 deseos realizados en uno solo.
36 religiones reunidas en una fe.
28 diciembre 2012

A finales del verano, las estrellas Altair y Vega se elevan en el cielo nocturno, y los chinos, cuentan la siguiente historia de amor, de la cual existen diferentes versiones:

Un joven arriero llamado Niulang (niú láng: «el arriero» o «pastor de vacas», la estrella Altair) se encuentra en su camino con siete hadas bañándose en un lago. Alentado por su travieso compañero el buey, hurta sus ropas y esperan a ver qué sucede. Las hermanas hadas eligen a la hermana menor y la más bella, Zhinü (Zhï nü, «la tejedora», la estrella Vega), para recuperar sus ropas. Ella lo hace, pero como Niulang la ha visto desnuda, se ve obligada a aceptar su propuesta de matrimonio. Ella resulta ser una maravillosa esposa y Niulang un buen esposo, y son muy felices juntos. Pero la Diosa del Cielo (quien en algunas versiones es la madre de Zhinü) descubre que un simple mortal se ha casado con una hada, provocando su ira. (En otra versión, la Diosa obliga a el hada a volver a su tarea de tejer coloridas nubes en el cielo, ya que ella no podía hacerlo mientras estaba casada con un mortal). Tomando su alfiler, la Diosa abre el cielo formando un ancho río para separar a los dos amantes para siempre (y formando así la Vía Láctea, que separa a Altair y Vega).

Zhinü permanece para siempre a un lado del río, tejiendo tristemente su telar, mientras Niulang la ve desde lejos, y cuida de sus dos hijos (las dos estrellas que lo rodean β y γ de la constelación del Águila).

Pero una vez al año, todas las urracas del mundo se compadecen de ellos y vuelan hasta el cielo para formar un puente («el puente de las urracas», Que Qiao) sobre la estrella Deneb en la constelación de Cygnus, para que los amantes puedan reunirse por una sola noche, en la séptima noche de la séptima luna.
[Fuente]