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Versículo al azar

El Mensaje Reencontrado

Libro XXVIII

NI REVÉTUEEL BARRO

27. Si nos preguntan qué es el Libro, respondamos: una piedra sobre la cual se apoyan firmemente los creyentes y un manantial del cual extraen agua sin cesar.

27'. 36 opiniones conocidas simultáneamente.
36 oficios aprendidos de una vez.
36 cosas hechas al mismo tiempo.
36 luces vistas de repente.
36 deseos realizados en uno solo.
36 religiones reunidas en una fe.
04 mayo 2016

(Versículos temáticos de El Mensaje Reencontrado)


Hay dos maneras de salirse de toda cosa, o bien por arriba o bien por abajo.

Quien sale del mundo por arriba es santo y salvado. Quien sale por abajo está loco y condenado.

II


6'. La corteza terrestre extravía a los más sutiles observadores, pero el mar interior ilumina al hombre simple y creyente.

III


92. Si la verdad alegra e ilumina al hombre Sabio, hiere y extravía al ignorante; por eso permanece velada en el mundo.

92'. Quien busca el secreto de Dios encontrará la vida si permanece simple y recto, si no, la locura y la muerte le dispersarán en los abismos.

V


68'. El misterio de Dios es un tesoro que hay que guardar cuidadosamente en uno mismo hasta el tiempo del juicio universal, so pena de ser muerto por el mundo o de matar al mundo.

VII


32'. El agua preciosa parece despreciable en su simplicidad, por eso el mundo la abandona; pero la tierra muerta, que parece adornada con tantas promesas, cuesta la vida a los hombres sometidos a la apariencia.

39'. El hombre Sabio emplea el fuego para madurar, los demás lo usan para matar.

VIII


48'. Hay aquí una gran perdición para los astutos, pero también una gran recompensa para los corazones sencillos y desapegados.

54'. El fuego de Dios edifica la vida. El de los hombres la consume. No obstante, la suavidad del segundo puede manifestar la virtud del primero.

XII


40. La ciencia de los hombres ha puesto el mundo a sangre y fuego. ¿Qué ocurriría si la ciencia de Dios cayera en manos de los malvados?

XIII


37'. Quien penetra el conocimiento se arriesga a la muerte, a la locura o a la ceguera, pero si vuelve a salir indemne, protegido por el amor, Dios lo establece en su eternidad y en su realeza.

39'. La maldición de Dios es como ignorar o devolver su bendición. Así, jamás es él quien condena, sino nosotros que permanecemos estúpida y orgullosamente sepultados en la soledad de la muerte.

XVII


27. ¡Cómo violentan los hombres sus cuerpos! ¡Cómo torturan sus espíritus y cómo vejan sus almas!
«Demos gracias a Dios por la buena criatura y alabémosle por el fruto excelente».

27'. Abandonando los espejismos del mundo y consagrándose a la búsqueda de la unidad divina, el Sabio evita muchas complicaciones, muchos excesos y muchos dolores inútiles.

62. Nuestros malos pensamientos, nuestras malas palabras y nuestras malas acciones son lo que da entrada en nosotros a los demonios de la desdicha, del desespero y de la muerte y, por encima de todo, la curiosidad imprudente de nuestros primeros padres.

62'. Nuestros buenos pensamientos, nuestras buenas palabras y nuestras buenas acciones son lo que nos salva de la mezcla infame y de la muerte putrefacta; pero, por encima de todo, es el amor de Dios lo que nos ilumina y purifica del veneno antiguo.

XIX


7. Como no soportamos la verdad simple, desnuda y perfecta es necesario que el Señor la adorne con follajes y flores para contentarnos. Pero también le ha puesto espinas a fin de alejar a los superficiales y a los inconstantes.
«La corona del Señor bien puede dejar tuertos a los imprudentes y a los presuntuosos que se lanzan desconsideradamente a su cabeza, en lugar de adorar sus pies santos y perfectos».

37'. ¡Cómo hace germinar al creyente la palabra del Señor y cómo endurece al impío! «¡Oh, profundidad!, ¡oh, misterio!, ¡oh, juicio secreto del Perfecto!»

62'. El Señor abre el entendimiento de quien es dócil a su voz, y todo le sale bien sin esfuerzo, pero ciega al insensato que sólo escucha su propio consejo y le conduce a su perdición.

XX


8. Hay dos maneras de salirse de toda cosa, o bien por arriba o bien por abajo.
Quien sale del mundo por arriba es santo y salvado. Quien sale por abajo está loco y condenado.

XXII


5. Juzgáis con vuestra malicia, creyendo sorprender la vigilancia del Señor, pero vuestra malicia os ciega y os conduce a la fosa de perdición, y reís sarcástica y estúpidamente cuando se os habla de la simplicidad rectísima que engendra la luz de vida.
Vuestra razón se ha vuelto como un veneno mortal, y vuestra inteligencia es como un escorpión que se inocula su propio veneno.

73. Los revolucionarios son quemados por Dios, pero no lo saben. ¿Quién les revelará la proximidad asombrosa del Único? ¿Quién les pondrá cara a cara con el fuego divino a fin de que reconozcan a su Señor? ¿Quién les reconducirá hacia la justicia divina, la única que puede contentarlos plenamente?

XXIV


3. Buscando el mundo agonizante, nos convertimos en imanes de muerte y moriremos.

3'. Buscando al Único viviente, nos convertiremos en imanes de vida y viviremos.

XXVII


6. No hay ningún peligro en rezar a fin de recibir el don de Dios, pero hay uno considerable en intentar descubrir el secreto del Único. Muchos han encontrado en ello la impiedad, la locura o la muerte.

46'. Según suba o descienda, el NOMBRE de Dios es una bendición o una maldición, pues tiene un anverso y posee un reverso. Así, el mismo NOMBRE puede producir la vida o hacer aparecer la muerte, según la manera en que se presente a nosotros y también según la manera en que nos presentemos a él.

48'. La palabra de Dios puede salvarnos de la esclavitud y de la muerte donde agonizamos, así como puede precipitar en ellas a los hipócritas y a los impíos que nos agobian con su seguridad y su suficiencia impías.

XXIX


41. Ciertos Nombres de Dios consumen y otros riegan; ciertos Nombres de Dios matan y otros dan la vida; ciertos Nombres de Dios suben y otros descienden.

XXX


3. Todo lo que viene del cielo y no es recibido por los hombres yerra sobre la tierra y se desborda sobre la naturaleza.

3'. La bendición que no es recibida y absorbida se desborda y se convierte en maldición para los ingratos.

15. El soplo del Espíritu Santo es un soplo de vida y de luz que expulsa la muerte y sus tinieblas.

15'. Es un soplo de amor que consuela a los humildes, pero también es un soplo de justicia que quiebra a los orgullosos.

16. Es un soplo que da la vida a los creyentes, pero que puede herir de muerte a los impíos, porque es el soplo de Dios que desciende y sube, que reposa y palpita, que sopla donde quiere, sin que nadie pueda adivinar de donde viene ni a donde va.

37. Así, los santos bendicen los raudales desbordantes de la gracia celeste que los colman, mientras que los impíos maldicen el exceso que no han recibido y que los engulle.

37'. Del mismo modo, los santos bendicen el fuego del amor celeste que los madura y consolida, mientras que los impíos maldicen la superabundancia del amor que no han albergado y que los consume.

XXXVI


2. Quien busque el misterio de unión y de vida sin la bendición y sin el amor de Dios, no encontrará más que la dispersión y la muerte. Ciertamente, estas palabras son verídicas.

34'. La bendición de vida que no es recibida se convierte en maldición de muerte para los malvados. Así, dominaremos a los malvados siendo mejores que ellos en todo y para todo.

35'. Si nuestra fe y nuestro amor en Dios son perfectos, convertiremos a nuestros perseguidores, o bien, el fuego del cielo los consumirá ante nosotros.

36'. Bendigamos a nuestros perseguidores en nuestros corazones en nombre de Dios, pues según lo que sean en realidad, la santa piedra los iluminará y elevará, o bien, los cegará y aplastará.

94. Los nombres de Dios deshacen subiendo lo que han hecho bajando. Así, no hay que torcerlos ni exponerlos, como hacen los ignorantes que no conocen lo que baja sobre la tierra ni lo que sube al cielo.

XXXVII


50. Los incrédulos que intentan forzar el secreto de Dios y los que tratan de violar la santa naturaleza, serán destruidos desde dentro y desde fuera por su propia malicia y por su propia rebeldía.

50'. Los creyentes que oyen la palabra de Dios y que la realizan ayudando la santa naturaleza, serán salvados dentro y fuera por su propia simplicidad y por su propia obediencia.

XXXX


22. Nuestra gran inteligencia y nuestra sutil malicia nos alejan de la salvación de Dios con tanta seguridad como la estupidez y la grosería de los brutos establecidos aquí abajo.