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DESVELADAS Y REDUCIDAS A UN MISMO PRINCIPIO, CON UNA EXPLICACIÓN DE LOS JEROGLÍFICOS Y DE LA GUERRA DE TROYA   Dom Antoíne-Joseph Pern...

Versículo al azar

El Mensaje Reencontrado

Libro XXVIII

NI REVÉTUEEL BARRO

27. Si nos preguntan qué es el Libro, respondamos: una piedra sobre la cual se apoyan firmemente los creyentes y un manantial del cual extraen agua sin cesar.

27'. 36 opiniones conocidas simultáneamente.
36 oficios aprendidos de una vez.
36 cosas hechas al mismo tiempo.
36 luces vistas de repente.
36 deseos realizados en uno solo.
36 religiones reunidas en una fe.
23 marzo 2015

(Estudio comparativo del texto copto de Nag Hammadi con El Mensaje Reencontrado)

11. Dijo Jesús: «Pasará este cielo y pasará asimismo el que está encima de él. Y los muertos no viven ya, y los que están vivos no morirán. Cuando comíais lo que estaba muerto, lo hacíais revivir; ¿qué vais a hacer cuando estéis en la luz? El día en que erais una misma cosa, os hicisteis dos; después de haberos hecho dos, ¿qué vais a hacer?».

El que está en el error intenta imponerlo a los demás.
El que posee la verdad se esfuerza en aplicarla a sí mismo.
Esta es la señal que no engaña.
Sea cual fuere lo que hayamos decidido hacer, perseveremos hasta que el absurdo o la luz de Dios nos libere y nos haga libres en el acto y en el reposo.
La verdad que separa y que une. Unos. Dos. Uno y nada más.
I: 1-1'

12. Los discípulos dijeron a Jesús: «Sabemos que tú te irás de nuestro lado; ¿quién va a ser el mayor entre nosotros?» Díjoles Jesús: «Dondequiera que os hayáis reunido, dirigíos a Santiago el Justo, por quien el cielo y la tierra fueron creados».

Quien adora a Dios en su corazón, ama a la humanidad en el mundo y respeta a todos los seres vivos, justifica toda la creación presente, porque es el único que ya está justificado ante Dios.
Si liberáramos lo que está oculto en el hombre, nos volveríamos como el Señor de luz y bendeciríamos a la humanidad y a la creación entera en medio mismo de las tinieblas de la muerte.
XIV: 57-57'

13. Dijo Jesús a sus discípulos: «Haced una comparación y decidme a quién me parezco». Dijóle Simón Pedro: «Te pareces a un ángel justo». Díjole Mateo: «Te pareces a un filósofo, a un hombre sabio». Díjole Tomás: «Maestro, mi boca es absolutamente incapaz de decir a quién te pareces». Respondió Jesús: «Yo ya no soy tu maestro, puesto que has bebido y te has emborrachado del manantial que yo mismo he medido». Luego le tomó consigo, se retiró y le dijo tres palabras. Cuando Tomás se volvió al lado de sus compañeros, le preguntaron éstos: «¿Qué es lo que te ha dicho Jesús?» Tomás respondió: «Si yo os revelara una sola palabra de las que me ha dicho, cogeríais piedras y las arrojaríais sobre mí: entonces saldría fuego de ellas y os abrasaría».

¿Quién ha encontrado el santo cáliz?
¿Quién ha abierto el vaso sellado?
¿Quién ha mirado en el secreto?
¿Quién ha bebido en el manantial?
¿Quién ha caído en el cielo?
¿Quién ha muerto en la vida?
¿Quién ha resucitado en el amor?
¿Quién está establecido en el conocimiento?
¿Quién reposa en la paz del Perfecto?
¿Quién se ha vuelto UNO con aquél que ES?
XXI: 48

14. Díjoles Jesús: «Si ayunáis, os engendraréis pecados; y si hacéis oración, se os condenará ; y si dais limosnas, haréis mal a vuestros espíritus. Cuando vayáis a un país cualquiera y caminéis por las regiones, si se os recibe, comed lo que os presenten (y) curad  a los enfermos entre ellos. Pues lo que entra en vuestra boca no os manchará, mas lo que sale de vuestra boca, eso sí que os manchará».

Quien retiene su lengua evita la más frecuente ocasión de pecar que pueda haber.
XVIII: 57

15. Dijo Jesús: «Cuando veáis al que no nació de mujer, postraos sobre vuestro rostro y adoradle: Él es vuestro padre».

Él engendra a su Madre, y su Madre lo engendra en el mundo para la salvaguardia de los santos y de los Sabios.
XX: 52'

16. Dijo Jesús: «Quizá piensan los hombres que he venido a traer paz al mundo, y no saben que he venido a traer disensiones sobre la tierra: fuego, espada, guerra. Pues cinco habrá en casa: tres estarán contra dos y dos contra tres, el padre contra el hijo y el hijo contra el padre. Y todos ellos se encontrarán en soledad».

Tu padre, tu madre, tus hermanos, tus hermanas, tu compañera, tus hijos y tus amigos pueden volverse contra Dios y agobiarte con sus malos pensamientos y sarcasmos. No te corresponde juzgarlos, pero puedes huir de ellos tan aprisa y tan lejos como te lleven tus dos piernas, ya que el Señor te acompañará y reemplazará ventajosamente a tu familia de vanidad.
XXI: 44'

17. Dijo Jesús: «Yo os daré lo que ningún ojo ha visto y ningún oído ha escuchado y ninguna mano ha tocado y en ningún corazón humano ha penetrado».

La curiosidad exterior de los profanos es la barrera más eficaz que los mantiene en la ignorancia del secreto de la Palabra revelada.
Así pues, la malicia de nuestro ojo de afuera es lo que nos mantiene en las tinieblas exteriores, y la pureza de nuestro ojo interior es lo que nos hace aproximarnos a la luz de Dios.
XXXII: 8-8'

18. Dijeron los discípulos a Jesús: «Dinos cómo va a ser nuestro fin». Respondió Jesús: «¿Es que habéis descubierto ya el principio para que preguntéis por el fin? Sabed que donde está el principio, allí estará también el fin. Dichoso aquel que se encuentra en el principio: él conocerá el fin y no gustará la muerte».

Si quieres conocer el comienzo, estudia el fin, y si quieres llegar al fin, toma el comienzo.
 «Desunir no es dispersar. Reunir no es añadir».
III: 62'

19. Dijo Jesús: «Dichoso aquel que ya existía antes de llegar a ser. Si os hacéis mis discípulos (y) escucháis mis palabras, estas piedras se pondrán a vuestro servicio. Cinco árboles tenéis en el paraíso que ni en verano ni en invierno se mueven y cuyo follaje no cae: quien los conoce no gustará la muerte».

Incluso el uno forma parte de los números y de las letras, mientras que el acento los anima secretamente, sin estar ligado ni sometido a ninguno.
El quinto es el que está antes que el primero. Es el que se mueve y que mueve invisible y visiblemente.
XXXI: 45-45'

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Fuente del texto (excepto notas comparativas): Los Evangelios Apócrifos, por Aurelio De Santos Otero, BAC

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