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Versículo al azar

El Mensaje Reencontrado

Libro XXVIII

NI REVÉTUEEL BARRO

27. Si nos preguntan qué es el Libro, respondamos: una piedra sobre la cual se apoyan firmemente los creyentes y un manantial del cual extraen agua sin cesar.

27'. 36 opiniones conocidas simultáneamente.
36 oficios aprendidos de una vez.
36 cosas hechas al mismo tiempo.
36 luces vistas de repente.
36 deseos realizados en uno solo.
36 religiones reunidas en una fe.
25 julio 2013

sobre la naturaleza del hombre y su estado después de la muerte

Eugenio Filaleteo

Extractos con notas de El Mensaje Reencontrado

No sería superfluo decir algo aquí de la naturaleza y de la constitución del hombre, para aclarar todavía más lo que se ha dicho anteriormente. Así como el gran mundo está formado de tres partes —la elemental, la celeste y la espiritual— por encima de las cuales reside Dios en la luz infinita e inasequible que procede de su propia naturaleza, también el hombre tiene en él sus partes elementales y terrestres, junto con las naturalezas celestes y angélicas en cuyo centro se mueve y resplandece el Espíritu Divino. La parte etérea, celeste, sensual del hombre es la que nos permite movernos, ver, sentir, gustar, olfatear y tener un intercambio con cualquier objeto material. Lo mismo que ocurre en nosotros, ocurre también en los animales, todo proviene del cielo —donde predomina— y es impartido a las criaturas inferiores terrestres. En términos sencillos diremos que es parte del Alma del Mundo, que comúnmente llamamos Alma Medianera porque las influencias de la Naturaleza Divina son enviadas por medio de ella a las partes materiales de la criatura, influencias de las que por ellas mismas no tienen proporción alguna. A través de esta Alma Medianera o naturaleza etérea, el hombre está sometido a la influencia de los astros y parcialmente dispuesto por armonía celeste. Este espíritu medio —cuando digo medio, me refiero a algo que se encuentra entre dos extremos y no a lo que une el conjunto en su totalidad— que está en el cielo exterior y también en el hombre, es de una naturaleza fructuosa e insinuadora y está dominado por un fuerte deseo de multiplicarse a sí mismo y así, la forma celeste fomenta y excita la elemental. Dicho espíritu se encuentra en el hombre, en los animales, en los vegetales y en los minerales. En todas las cosas es la causa mediata de la composición y multiplicación. 
63. Dios permite la tentación a fin de que seamos juzgados equitativamente por nosotros mismos.
Es una justicia tal que toda discrepancia aumenta nuestro pesar.
63'. Quien está en Dios gobierna incluso a los astros, porque posee el cuerpo y el espíritu puros unidos en el alma perfecta.
LIBRO II
Por ello, así como la Luz Divina, al fluir en la Mens, asimila y convierte las porciones inferiores del alma en Dios, así también —inversamente— el Árbol del Conocimiento oscureció y entenebreció las porciones superiores y avivó y excitó la naturaleza animal, pecadora. 
68. El pecado y la caída es haber comido el fruto envenenado del árbol doble, es haber absorbido la substancia viva con la mugre muerta y es seguir haciéndolo.
68'. La regeneración y la redención es descubrir y comer el fruto puro del árbol único que expulsará de nosotros el hedor, la oscuridad y la inercia fatal de la muerte.
LIBRO XIX
No obstante, quedaron algunas chispas de gracia y, aunque por culpa de su Caída desde la Luz Divina, perdió la perfección de la inocencia, todavía permaneció en él algo de conciencia —en parte para dirigirlo, en parte para castigarlo. Observa que esta alma medianera o espíritu medio está representada por el Árbol del Conocimiento, y aquél que sabe por qué se dice que el Árbol de la Vida se encuentra en medio del Jardín y crece en el suelo, entenderá mejor lo que hemos dicho. No obstante, vemos que las facultades que se atribuyen al Árbol del Conocimiento se encuentran solamente en la naturaleza media. Primero, se dice que es un árbol que hay que desear para alcanzar por él la sabiduría; pero se trata de una sabiduría carnal, sensual, una sabiduría de este mundo y no de Dios. Segundo, se dice que era bueno para comer y hermoso a la vista. Así es también la naturaleza media, ya que es la única medicina capaz de reparar la decadencia del hombre natural y mantener nuestros cuerpos en su primitiva fuerza e integridad.
3. El árbol de vida está plantado en el centro del jardín del paraíso, pero el árbol del conocimiento del bien y del mal crece encabalgado sobre el muro de la cerca.
LIBRO XII
46. La inteligencia de los alimentos corporales y la de los alimentos espirituales no es tan sólo escoger bien lo que nos conviene, sino también rechazar lo que no nos conviene a fin de conservar únicamente en nosotros este bálsamo que mantiene y perfecciona el cuerpo y el espíritu, hasta la glorificación del alma en el Señor maravilloso.
LIBRO XIII
Pero alguien podrá replicar lo siguiente: viendo que Dios había hecho todas las cosas muy buenas —según parece en su recuento de las criaturas en el sexto día—, ¿cómo pudo pecar Adán al comer de aquello que en sí era bueno? En realidad, el pecado no estaba basado en la naturaleza de lo que comió, sino en la implicación del mandamiento, ya que no le era permitido comer de él. Y es lo que nos dice san Pablo cuando afirma que el hombre no hubiera conocido el pecado si no hubiera sido por la Ley. Y más adelante añade: «La fuerza del pecado es la Ley».
33. La luz primera fue sacada del caos por Dios y quintaesenciada en Adán.
Este no hizo más que volver a mezclar esta luz sublime con las tinieblas exteriores del no ser; por curiosidad, presunción, vanidad y desobediencia.
LIBRO XII
Si el alma pudiera alguna vez salir del cuerpo, podría realizar todo lo que ha imaginado. In momento quicquid cupit assequeretur, «en un momento consigue todo lo que desea», dice Agrippa. En este estado, puede Movere humores Majoris Animalis, «actuar sobre los humores del macrocosmos, provocar una confusión general en las dos esferas del aire y agua, y alterar los aspectos del tiempo». Tampoco esto es una fábula sino que es el mismo descubrimiento unánime que hicieron los Árabes, con sus dos príncipes Avicebron y Avicena. Entonces, el alma tiene un poder absoluto sobre las transmutaciones más que naturales y milagrosas. En un instante es capaz de desplazar su propia vasija de un lugar hacia otro. El alma puede per unionem cum virtute universali «por una unión con la fuerza universal», infundir y comunicar sus pensamientos a los ausentes, por grande que pueda ser la distancia que los separa. No existe nada bajo el sol que no conozca, y —permaneciendo únicamente en un lugar— puede conocer las acciones de todos los sitios, fueren cuales fueren. Omito hablar de su imán, con el que puede atraer a todas las cosas, tanto espirituales como naturales. 
2'. Un día, nadaremos en la inmensidad del mar celeste, y todo nos será dado con profusión, incluso antes de que lo pidamos.
LIBRO XXX
30'. Resurgiremos de la tierra, caminaremos sobre el agua, viajaremos en el aire y reposaremos en el fuego para asombro de todos y de nosotros mismos.
LIBRO XVI
12'. Imantaremos en nosotros la luz del Perfecto para la salvaguarda y para la renovación de toda la creación.
¿Quién puede verificar esto ahora?
¿Quién puede experimentar la verdad del Libro aquí abajo?
¿Quién puede tener en su mano el peso de la altura?
LIBRO XIV
[...] no hay ninguna obra en toda la Naturaleza, por ardua, por excelente, por sobrenatural que pueda ser, que el alma humana —que los magos llaman alma estable, que no cae— una vez alcanzada la fuente de su divinidad, no pueda realizar por su propio poder y fuera de toda ayuda externa.
51'. Es gracias a este cuerpo de gloria que los Hijos del Único son superiores a todas las criaturas de Dios, incluso a los espíritus angélicos [...]
LIBRO XXXIII
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