Entrada destacada

Las fábulas egipcias y griegas (1 de 8)

DESVELADAS Y REDUCIDAS A UN MISMO PRINCIPIO, CON UNA EXPLICACIÓN DE LOS JEROGLÍFICOS Y DE LA GUERRA DE TROYA   Dom Antoíne-Joseph Pern...

Versículo al azar

El Mensaje Reencontrado

Libro XXVIII

NI REVÉTUEEL BARRO

27. Si nos preguntan qué es el Libro, respondamos: una piedra sobre la cual se apoyan firmemente los creyentes y un manantial del cual extraen agua sin cesar.

27'. 36 opiniones conocidas simultáneamente.
36 oficios aprendidos de una vez.
36 cosas hechas al mismo tiempo.
36 luces vistas de repente.
36 deseos realizados en uno solo.
36 religiones reunidas en una fe.
16 mayo 2013
(extractos)

Anónimo del s. XIV

[...] no pueden siquiera entender la verdadera naturaleza de esta simple práctica. Una práctica tan simple que incluso el rústico más analfabeto puede encontrar en ella un camino a la unión real con Dios en la dulce simplicidad del perfecto amor.

El primer Sabio que reconoció a Dios no tenía libros.
La naturaleza le enseñaba y él ayudaba a la naturaleza.

El Mensaje Reencontrado IV: 31'


Tú sabes bien esto. Y probablemente crees también que tú solo conoces demasiado bien, por experiencia, los vicios que siguen y se apoderan del hombre a causa del pecado. ¡Recházalos! ¡Olvídalos, te lo ruego! No reflexiones más sobre ellos por miedo a contaminarte. Recuerda, más bien, que posees una habilidad innata para conocer que eres o existes, y que puedes experimentar esto sin ninguna disposición especial natural o adquirida.

Levántate, pues, con decisión y toma esta medicina. Eleva tu yo enfermo, tal como eres, al Dios lleno de gracia, tal como es. Deja atrás toda indagación y especulación profunda sobre tu ser o el suyo. Olvida todas estas cualidades y todo lo referente a ellas, sean puras o pecaminosas, naturales o gratuitas, divinas o humanas.

Hay que estar loco para enorgullecerse de una llaga, y ser demente para mantenerla con la esperanza de obtener un alivio, ya que sólo la medicina del cielo y de la tierra libera de todo mal y de toda muerte.

El Mensaje Reencontrado XII: 58' 


No te inquietes, pues, si tus facultades se rebelan y te instigan a que abandones este ejercicio. Como te digo, sólo es porque no encuentran pasto en él. Pero no debes ceder. Domínalas negándote a alimentarlas a pesar de su rabia. Por alimentarlas entiendo el que te entregues a toda clase de especulaciones intrincadas para hurgar en los aspectos particulares de tu ser. 

Cualquier pensamiento particular de las criaturas que penetre en tu mente, además o en vez de esa simple conciencia de tu desnudo ser (que es tu Dios y tu deseo de él), te arrastra a la actividad de tus sutiles e inquisitivas facultades. Entonces ya no estás totalmente presente a ti mismo ni a tu Dios, y esto aumenta la fragmentación y dispersión de toda concentración en su ser y en el tuyo. Por eso, con la ayuda de su gracia y a la luz de la sabiduría que nace de la perseverancia en esta obra, mantente recogido y abismado en las profundidades de tu ser cuantas veces puedas.

El Sabio se glorifica únicamente de estar en Dios, es decir, que reposa y calla lo más a menudo posible, ya que la unión de los hombres en Dios sólo puede realizarse sobre la montaña santa en la unidad del silencio reposante.

El Mensaje Reencontrado VIII: 56'


Como ya te he explicado, esta simple obra no es contraria a tus actividades diarias. Con tu atención centrada en la ciega conciencia de tu puro ser unido al de Dios, podrás realizar tus faenas diarias, comer y beber, dormir y pasear, ir y venir, hablar y escuchar, acostarte y levantarte, estar de pie o de rodillas, correr o montar a caballo, trabajar o descansar. En medio de todo esto puedes ofrecer a Dios cada día el más preciado don que puedes hacerle. Esta obra estará en el centro de todo lo que haces, sea activo o contemplativo.

Desplacémonos con la noble herramienta a fin de obrar útilmente entre nuestras ocupaciones fútiles.

El Mensaje Reencontrado XV: 65


Digo simplemente esto: prepárate a recibir el don del Señor escuchando sus palabras y dándote cuenta de su pleno significado. «Quien quiera venir en pos de mi, que se niegue a si mismo». Y dime, ¿de qué mejor manera puede uno abandonarse y despreciarse a sí mismo y al mundo que negándose a volver su mente hacia lo uno o lo otro ni hacia nada relacionado con ellos?

El olvido de uno mismo engrandece al hombre hasta el origen sin límite, del que se reviste el Desconocido.

El Mensaje Reencontrado III: 18'


No entiendas mal mis palabras. No dije que debas desear no-ser, pues eso sería locura y blasfemia contra Dios. Dije que debes desear perder el conocimiento y la experiencia del yo. Esto es esencial, si quieres llegar a experimentar el amor de Dios tanto como es posible en esta vida. Has de comprender y experimentar por ti mismo que si no pierdes tu yo, no alcanzarás nunca tu meta.

No confundamos el reposo del ser con la nada del no-ser, como hacen los ignorantes que se equivocan con las palabras porque no conocen la naturaleza secreta de las cosas. Así, muchos inteligentes célebres construyen sobre este error y desembocan en la desesperación de las apariencias del absurdo.

El Mensaje Reencontrado VIII: 15' 


En cuanto Dios, yo soy el portero todopoderoso y por lo mismo, a mi me pertenece determinar quién puede entrar y cómo. Pero preferí prepararle un camino claro y común al rebaño, abierto a todo aquel que quiera venir. Por eso me revestí de una naturaleza humana ordinaria, poniéndome totalmente a disposición de todos, de manera que nadie pudiera excusarse de venir porque no conociera el camino. En mi humanidad, yo soy la puerta, y quien entra por medio de mi será salvo.

Hay sedientos y hambrientos de Dios en todos los pueblos y en todas las naciones. Estos se eligen y se trían ellos mismos, y el Señor les abre la puerta del banquete de vida cuando se presentan santamente a él.

El Mensaje Reencontrado XXVI: 33 


Los que deseen entrar por la puerta comenzarán meditando la Pasión de Cristo y aprenderán a llorar sus pecados personales, que motivaron esa Pasión. Que se reprueben a si mismos arrepintiéndose sinceramente y se muevan a compasión y piedad por su buen maestro, pues habiéndolo merecido ellos, no han sufrido, mientras que él, no mereciéndolo, sufrió tan lastimosamente. Y que levanten sus corazones a recibir el amor y la bondad de su Dios, que prefirió descender tan bajo como para hacerse hombre mortal.

Creeremos hacer un sacrificio renunciando al mundo para volvernos hacia Dios. Luego, comprenderemos que es el Señor quien se sacrifica volviéndose hacia nosotros.

El Mensaje Reencontrado XX: 17