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Versículo al azar

El Mensaje Reencontrado

Libro XXVIII

NI REVÉTUEEL BARRO

27. Si nos preguntan qué es el Libro, respondamos: una piedra sobre la cual se apoyan firmemente los creyentes y un manantial del cual extraen agua sin cesar.

27'. 36 opiniones conocidas simultáneamente.
36 oficios aprendidos de una vez.
36 cosas hechas al mismo tiempo.
36 luces vistas de repente.
36 deseos realizados en uno solo.
36 religiones reunidas en una fe.
04 julio 2014

o Caos celeste de los Magos y Primera Materia de todas las cosas

Eugenio Filaleteo

1ª parte

(Extractos con notas comparativas de El Mensaje Reencontrado)

Estas descripciones han inducido al error a muchos ya que en el primer preparado, el caos es rojo como la sangre, porque el azufre central es agitado y descubierto por el fuego filosófico. En el segundo preparado, es de una blancura luminosa y transparente como los Cielos. En realidad, es algo parecido a la plata viva vulgar pero de un esplendor trascendente celeste de lo que no existe comparación aquí abajo. Esta bella sustancia es el fruto de los elementos y es también una Virgen muy pura y dulce ya que todavía nada ha sido engendrado de ella y, si en cierto momento engendra, lo hace por el fuego de la Naturaleza que es su esposo. No es ni animal, ni vegetal, ni mineral, no es extraída ni de los animales, ni de los vegetales, ni de los minerales, es preexistente a todos ellos ya que es su madre.

¿Cuál es, pues, la cosa que no es ni carne ni pescado, ni piedra ni planta, y sin embargo ES?
XXXVIII: 14'

A este carácter y descubrimiento personal, añadiré algunas descripciones suplementarias tal como se encuentran ilustradas y presentadas por otros enamorados. Algunos, en realidad solo aquellos que la conocen muy bien, han dicho de ella que no sólo era una y tres sino también cuatro y cinco y esta verdad es esencial. Le atribuyeron diversos nombres, la llamaron Magnesia Católica y Esperma del Mundo del que todas las cosas de la Naturaleza fueron engendradas.

De «un total» que son cinco, por «un secreto» que son cuatro, es hecho «un viviente» que son tres. Macho y hembra en dos, que engendra el «uno vencedor», que es el punto en el círculo.
IV: 61'

Su nacimiento es milagroso y singular; su temperamento es celeste y diferente del de sus padres. En cierto sentido, su cuerpo es incorruptible; los elementos comunes no pueden destruirlo ya que no puede mezclarse esencialmente con ellos. En su forma exterior o apariencia, se parece a una piedra aunque no lo es, pues la llaman Gema blanca, agua del mar, Agua de vida, agua pura y santísima y sin embargo no quieren confundirla con agua de Nubes, ni con agua de fuente, ni con rocío sino resulta ser una cierta agua grasa permanente y salada, una agua seca que no moja las manos, una agua viscosa, cenagosa, engendrada por la fertilidad salina de la tierra. La llaman también doble Mercurio y Nitrógeno engendrado por las influencias de los dos globos, el celeste y el terrestre.

Además afirman que su naturaleza es tal que ningún fuego puede destruirla; de todas las descripciones esta es la más real ya que ella misma es fuego y tiene una parte del fuego universal de la naturaleza y un espíritu celeste secreto, animado y vivificado por Dios mismo. Por ello, también la denominan benditísima piedra. Por último dicen que es una naturaleza media entre lo espeso y lo sutil, no llega a ser totalmente terrosa, ni totalmente ígnea sino una sustancia simple, aérea que se puede encontrar en todas partes y en cualquier época del año.

Creo que ya es suficiente, sin embargo añadiré en términos concretos que es una sal verdadera, muy dulce, un tanto disuelta en fluido y menos dura y más fina que las sales que se extraen vulgarmente, ya que no se trata de ninguna de estas, ni tampoco de cualquier variedad de sal que el hombre sea capaz de fabricar. Es un esperma que la misma Naturaleza extrae de los elementos sin la ayuda del arte. El hombre puede hallarla donde la Naturaleza la deja, pues, a la sal, no le corresponde hacer el esperma, ni extraerlo. Se trata de algo ya hecho que no espera más que una matriz y el calor generativo.

La naturaleza nos proporciona todo cuanto es necesario para la vida, basta con ayudarla sin forzar ni destruir nada.
 VIII: 33

Considerad el verdor, la juventud y el seno florecido de la tierra.

Considerad que vasto receptáculo universal constituye este elemento. Tanto las estrellas como los planetas la miran de arriba y aunque no puedan bajar aquí abajo ellas mismas, esparcen sobre nosotros sus copos dorados como brazaletes y testimonios de su Amor. El sol es perpetuamente activo y la rodea con su fuego, como si quisiera sublimar algo de sus entrañas y robarle alguna joya secreta encerrada en ella ¿Conocéis algo que se haya perdido desde la creación del mundo? ¿Queréis conocer su verdadero lecho y su almohada? Es la tierra. ¿Cuántas ciudades creéis que se han destruido por la espada? ¿Cuántas por terremotos? ¿Y cuántas por el diluvio? ¿Acaso deseáis saber dónde se encuentran ahora?

Podéis creéroslo, tienen un sepulcro común, que, al principio era su madre y que, actualmente es su tumba. Todas las cosas vuelven a su lugar de origen, es decir, la tierra.

Mantengámonos en la suficiencia de la pobreza y tendremos todo el tiempo necesario para la búsqueda del Perfecto, que se encarna en la maravillosa virgen revelada a los simples y a los Sabios hijos de Dios.
 XXXVI: 10'

Si estáis ociosos, pasearos por el alfabeto de la Naturaleza y en su libro, examinad cada letra, quiero decir cada criatura particular. ¿Qué ocurre con el verdor, las hierbas, los cereales y las flores que en ella hay? Es cierto que los hombres y los animales las utilizan pero sólo de forma pasajera ya que no reposan hasta no volver a la tierra. Este elemento es para ellas su lugar primero y último. Pensad, si vuestra fatuidad os lo permite, en todas estas generaciones que os han precedido y anticiparos a todas aquellas que vendrán detrás de vosotros. ¿Dónde pueden estar todas las bellezas que los tiempos pasados han visto nacer? ¿Y que será de las que aparecerán en los tiempos futuros? Todas volverán al mismo polvo, tienen una misma morada; no existe familia más numerosa que la unida por la tumba. Observad los juegos cotidianos de la Naturaleza, las nubes, las nieblas y los fastos del aire; incluso estas cosas momentáneas descansan en el gabinete de la Tierra. Cuando el Sol reseca la tierra, esta puede beber profundamente ya que lo que se eleva hacia las nubes vuelve como agua y la tierra lo engulle todo, como el dragón filosofal devorándose su propia cola. Los sabios poetas fueron testigos de ello; en sus misteriosos lenguajes llamaron a la tierra Saturno y afirmaban además que se nutría de sus propios hijos. Sus poemas llenos de dignidad contendrán seguramente más verdad que la prosa oscura de Aristóteles que no era más que una bestia cegada por su malicia.

Dios nos ha dado el Libro de la naturaleza, ¡pero no lo hemos leído!
 XXIX: 50

Pero antes de proseguir siquiera algo más nuestra andadura, desearía que asimilárais lo que habéis leído, que permanezcáis un poco en la tierra sin elevaros para admirar los meteoros de vuestro cerebro. La tierra que conocéis durante el invierno es una cosa sombría y muerta, una despreciable masa  flegmática y helada. Pero al llegar la Primavera, con la abundancia del Sol ¿cuántas perlas raras no habrán en este estercolero? ¡Qué gloriosos colores y tinturas nos descubre! Un verdor puro y eterno se esparce sobre ella seguido luego por innumerables bellezas: Rosas encarnadas y blancas, lirios dorados, violetas celestes, jacintos rojizos, mezclando sus celestiales olores aromáticos y salpimentados. Si me permitís daros un consejo os diré que busquéis el lugar de donde la tierra obtiene estos tesoros invisibles, esta flora anual que no aparece sin los complementos del Sol.

En efecto, la tierra de la que hablo es un misterio; es el Coelum Terrae y la Terra Coeli (Cielo de Tierra y Tierra de Cielo);  no se trata pues de una tierra sucia y polvorienta sino de una tierra muy secreta, celeste e invisible.

Predicamos el cielo terrestre y la tierra celeste, y no el cielo desencarnado ni la tierra exiliada, como hacen los extremistas que separan pero que no saben unir.
XXXVII: 63'

A menudo he admirado sus sutiles “movimientos perpetuos” puesto que en todo tiempo y en todos los lugares están atareados. Así nos lo demuestra la notable sentencia de Hermes Trismegisto: “Esta acción es la vida de Dios”. Sin embargo el oráculo de Marco Antonio es todavía más magistral y excelente. En su discurso dirigido a él mismo, realmente habla de cosas que son dignas de su genio: “A la Naturaleza del Universo no hay nada que le agrade más que el destruir todas las cosas para volver a hacerlas de nuevo semejantes”. Es su tictac propio, desarrolla un juego para volver a empezar otro. La materia está colocada ante ella como un trozo de cera que moldea en todas formas y figuras. Unas veces hace de ella un pájaro, otras veces una bestia, una flor o una rana y así está satisfecha de sus propias hazañas mágicas como los hombres lo están de sus propias fantasías. Por ello Orfeo la denomina: “La madre que realiza numerosas cosas y que ordena formas y figuras raras”.

La ciencia divina utiliza las leyes naturales como medio.
Lo transforma todo y no mata nada.
Consolida el esperma y multiplica el germen.
Manifiesta la vida sirviéndose de la muerte.
La creación de Dios se realiza con facilidad, como todo lo que se depura y perfecciona por el vaivén de la gracia liberadora y del amor unificante.
 I: 59-59'

¿Habéis observado en el incienso, la llama chispeante, cuando el humo oloroso forma volutas alrededor de estos últimos fuegos que se desvanecen en perfume? así lo hizo Hyanthe –aquí dijo no abandones a este frasco, contiene mi corazón, aunque enteramente vertido y en agua destilado. Pero es constante. No confíes en las sonrisas falsas pues es mentirosa la que sonríe y no conoce las lágrimas, y estas son fingidas cuando son tan pocas. Las verdaderas lágrimas son abundantes, confía en mí y elige lo mejor, aquél que posee mis lágrimas, no desea otra alegría.

Después de las lágrimas corrosivas de la amargura, he aquí las dulces lágrimas de la alegría desbordante, ya que la abundancia del don de nuestro Señor hace fluir el agua prisionera de nuestros corazones, y su amor la condensa en una piedra santa y preciosa.
 XXI: 44"

No es un agua cualquiera, conocida, sino una humedad espermática secreta o mejor, la Venus que produce esta humedad. No os imaginéis pues que se trata de un agua cruda,  flegmática y sutil, pues es grasa, espesa, pesada y de una humedad viscosa.

¡Oh, santo barro del abismo despreciado por los inteligentes del mundo!, en ti se esconde el oro precioso que ennoblece a los simples hijos de Dios.
 XXVIII: 45'

Algunos doctores de piedra y de antimonio que realizan sus trituraciones filosóficas con un martillo quizá confíen que les descubra algo aquí mismo, evitándoles así el tener que soportar esta extraña liga, que retiene su orgullo por las plumas.

A estos les diré: “Es el agua de plata que algunos han denominado agua de la luna”, pero es también “el mercurio del Sol, y en parte, de Saturno, que se extrae de estos tres metales y sin los cuales no se podría nunca realizarla”.


De saturno a la luna y al sol sólo hay una vía, que es la depuración paciente del cuerpo bruto hasta la unión del espíritu nítido con el alma perfecta.
 III: 7' 

Un tal iluminado, que fue en su tiempo un miembro de esta Sociedad burlada por los Necios, escribió lo siguiente: “Dios incomparablemente bueno y grande creó algo de la nada, pero de este algo fue hecha una cosa en la que todas las demás fueron contenidas, tanto las criaturas celestes como las terrestres”. Este primer “algo” fue una clase especial de nube u oscuridad, condensada en agua y esta agua es esta cosa única en la que todas las cosas están contenidas.

Pero mi pregunta es la siguiente: ¿cuál era esta Nada de la que el primer caos nuboso (o primer algo) fue creado?

…/…

Es la NADA de Cornelio Agrippa y en esta nada, cuando se encontraba cansado de las cosas humanas, quiero decir de las ciencias humanas, tomaba finalmente reposo. “Nihil scire, est vita felicissima” decía. “Conocer nada es la vida más feliz que existe”, verdad evidente, pues conocer esta NADA constituye la Vida Eterna. Aprende pues a comprender este axioma mágico “ex invisibili factum est visibile” pues todas las cosas visibles proceden de lo invisible, de Dios, porque Él es el manantial del que fluyen todas las cosas, y la creación fue de algún modo un prodigioso nacimiento o liberación. Esta bella agua virginal o caos fue la segunda Naturaleza de Dios y por decir de alguna manera, el hijo de la Trinidad bendita.

¡Qué doctor será, cuyas manos fueran dignas de tocar este sujeto sobre el que Dios mismo, cuando opera, deposita su propio espíritu! Pues en verdad podemos leer: “El espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas”.


La salvación de Dios es la ciencia más experimental que pueda haber, pues es la ciencia del Dios que ha creado el mundo y los universos que lo rodean, ¡y éste no delira abstractamente en el vacío!
Volvemos a decir la revelación enorme por ser increíble: Dios envía su esencia santísima que se encarna en la purísima substancia del mundo para la salvación de toda la creación caída.
Comprenda quien pueda.
Experimente quien quiera.
 XXXVII: 53-53'

Fuente del texto (excepto notas comparativas): revista La Puerta nº 28



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