Entrada destacada

Las fábulas egipcias y griegas (1 de 8)

DESVELADAS Y REDUCIDAS A UN MISMO PRINCIPIO, CON UNA EXPLICACIÓN DE LOS JEROGLÍFICOS Y DE LA GUERRA DE TROYA   Dom Antoíne-Joseph Pern...

Versículo al azar

El Mensaje Reencontrado

Libro XXVIII

NI REVÉTUEEL BARRO

27. Si nos preguntan qué es el Libro, respondamos: una piedra sobre la cual se apoyan firmemente los creyentes y un manantial del cual extraen agua sin cesar.

27'. 36 opiniones conocidas simultáneamente.
36 oficios aprendidos de una vez.
36 cosas hechas al mismo tiempo.
36 luces vistas de repente.
36 deseos realizados en uno solo.
36 religiones reunidas en una fe.
10 septiembre 2011

Marsilio Ficino de Florencia


Convendremos que esta Y debía entrar, según la antigua grafía, en la composición del término alquymia con el fin de avisar al prudente lector que no hay quymica sin equívoco. Que tenga cuidado con esco­ger, si puede, la vía que conduce a las riquezas de la edad de oro, en vez de extraviarse en el laberinto de los tormentos sin salida de nuestra edad de hierro.
Emmanuel d'Hooghvorst

(extractos)
Llamamos segunda parte de la Piedra al Mercurio vivo. Como es vivo y crudo, se dice que disuelve incluso los cuerpos porque adhiere a ellos en profundidad y naturalmente. He aquí la piedra sin la cual la naturaleza no opera nada. Así, los Filósofos nos aconsejan no obrar más que en el Sol y el Mercurio que, unidos, componen la Piedra de los Filósofos.
«Todo lo que buscan los sabios está en el Mercurio. El Mercurio destruye enteramente al Sol frondoso; lo disuelve, ablanda, saca el alma del cuerpo. Si se le sublima, entonces se engendra el agua de vida».
[…] en nuestra obra solamente se requieren el AZOTH y el fuego, que no es otra cosa que lavar, cocer, disolver, pudrir, coagular y fijar.
Basilio Valentín. Azoth 
Si se te pregunta, pues, cuáles son las piedras, responderás que el Sol y el Mercurio son las piedras filosóficas. Pero estas piedras están muertas sobre la tierra y no operan nada si no se les aplica la industria del hombre. Escucha esta semejanza profunda. El cielo etéreo fue cerrado para todos los hombres, de modo que todos los hombres descendían a las moradas infernales, donde permanecían presos perpetuamente. Pero Cristo Jesús abrió la puerta del Olimpo etéreo,
Hemos hecho hincapié en la muerte que tiene al mundo entre sus garras ciegas, pero también hemos puesto el dedo sobre la vida que se renueva constantemente a través de ella.
Hemos hecho recordar la cerradura terrestre y la llave celeste que abren la puerta de la estancia de la vida bienaventurada, donde los hijos de Dios se regocijan de la alegría del Único Esplendor por la eternidad.
Así, hemos perdido deliberadamente nuestra vida en este mundo mezclado a fin de salvarla en el reino de Dios.
El Mensaje Reencontrado XXXVII: 26-26”
y desde entonces abrió el reino de Plutón para que de allí fueran arrancadas las almas,
El justo que es enterrado vivo rompe todo lo que se opone a su resurrección.
Quien ayuda a un hombre desamparado socorre su propia vida.
El Mensaje Reencontrado IV: 10-10’
cuando en el seno virginal, con la cooperación del Espíritu Santo, por un misterio inefable y un secreto muy profundo, la Virgen María concibió lo que había de más excelente en los cielos y en la tierra, y al fin dio a luz para nosotros al Salvador del Mundo entero quien, por su bondad sobreabundante, salvará a todos aquellos que se han entregado al pecado, si el pecador se gira a menudo hacia él.
¿Cuántos se retiran a la montaña santa a fin de conocer al compañero imperecedero, al amigo indefectible, al Único Señor del cielo que da la vida sin mezcla?
¿Cuántos cuecen en secreto el misterioso y santo rocío que viene del cielo a fin de manifestar al Salvador admirable que libera de la muerte?
«¿No vendrán tal vez con nosotros hacia el esplendor que brilla en el cielo?»
El Mensaje Reencontrado XXIV: 11-11’
Pero la Virgen ha permanecido intacta y sin mancha. Con razón, pues, Mercurio es comparado con la muy gloriosa y divina Virgen María. En efecto, Mercurio es virgen
Por ello, si hubieras operado con el sol vulgar, procura en el principio de las nupcias de tu Mercurio realizar el matrimonio de Diana con Venus, luego ponlas en un nido, y con el debido fuego verás el emblema de la gran obra, a saber: el negro, la cola del pavo real, el blanco, el citrino y el rojo. Entonces reitera en esta obra con Mercurio, que es llamado leche de virgen, dándole el fuego del baño de rocío, o como máximo el de arena templada con cenizas, y entonces, no sólo el negro, sino el negro más negro que el negro y toda la negrura, así como el blanco y el rojo perfectos, y esto a través de un proceso suave. Dios, en efecto, no estaba en el fuego ni en el viento, pero su voz llamó a Elías.
porque jamás ha propagado un cuerpo metálico en el vientre de la tierra y, sin embargo, engendra para nosotros la piedra; disuelve y abre el cielo, es decir, el oro, y hace salir al alma, a saber, la divinidad; y la lleva en su vientre durante cierto tiempo, y finalmente la hace pasar a un cuerpo purificado en su tiempo. De allí nace para nosotros el niño,
Nuestra vida está eternamente preñada de Dios.
¿Quien le hará aparecer antes del término de la muerte y de la resurrección del gran mundo?
«La naturaleza liberará la naturaleza y el niño misterioso nacerá de la única Madre».
El Mensaje Reencontrado IV: 96’
es decir, la Piedra, cuya sangre tiñe los cuerpos inferiores para volverlos sanos y salvos en el cielo en oro; y Mercurio se mantiene virgen y sin mancha, tal como era antes.
En la piedra de los filósofos, su primera materia no es la de todas las cosas, ni tampoco de los metales, sino que nuestra primera materia se encuentra en torno a éstos. No es necesario que el cuerpo sea retrogradado hasta los cuatro elementos, sino hasta los principios metalinos. Y una vez deformado este cuerpo, es necesario que tome una forma nueva en su menstruo mineral y que tome su substancia de éste; es comparable al vientre de la mujer, donde el niño se nutre de los menstruos de la madre hasta la edad de ser engendrado sobre la tierra.
Nicolás Valois, Los Cinco Libros